martes, 19 de octubre de 2010

MATRIMONIO HOMOSEXUAL : LA IMPORTANCIA DE LA LEGALIDAD

Mariella Sala

A raíz de la aprobación del matrimonio civil entre personas del mismo sexo en Argentina, el pasado 15 de julio, se han vuelto a poner en el debate dos temas cruciales para la cada vez más visible comunidad LGTTB (lesbiana, gay, travesti, transexual y bisexual) en América Latina: el derecho universal al matrimonio y la adopción de niños por parejas del mismo sexo.
Argentina ha sido el primer país latinoamericano en garantizar este derecho, y noveno en el mundo: Holanda lo aprobó en 2001, Bélgica en 2003, España y Canadá en 2005, Sudáfrica en 2006, Noruega y Suecia en 2009, e Islandia en 2010. No obstante, en otros países latinoamericanos como Colombia, Ecuador, México o Uruguay ya existían otro tipo de uniones civiles distintas al matrimonio. Es el mismo caso de la Argentina que permitía las uniones civiles con algunos derechos a las parejas del mismo sexo, lo que constituyó, sin duda, un antecedente importante para la eventual aprobación del matrimonio civil.
Recientemente, por ejemplo, se han celebrado uniones civiles entre personas del mismo sexo en el Distrito Federal de México a raíz de la modificación del Código Civil que cambia la definición de matrimonio en el DF. A partir de esta modificación, en marzo de este año, el matrimonio en el distrito dejó de ser “la unión libre entre un hombre y una mujer” para pasar a ser “la unión libre entre dos personas”.
Así, hace solo semanas (el 16 de agosto) la comunidad LGTTB de México celebró la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que afirma la constitucionalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo y su derecho a adoptar.

En el Perú existen también dos iniciativas legislativas relacionadas con las uniones entre personas del mismo sexo. El proyecto de Ley promovido por el congresista Carlos Bruce que apunta hacia un régimen de manejo patrimonial similar al vigente para las uniones (no matrimoniales) de heterosexuales y otro proyecto de uniones civiles promovido por José Vargas del APRA. Esta última, inspirada en el ejemplo argentino, propone un registro de uniones civiles entre personas del mismo sexo para proteger el patrimonio adquirido por la pareja durante su convivencia y garantizar el derecho de ambos a la herencia y la seguridad social.

Un probable efecto dominó se espera en varios países latinoamericanos, lo que pone nuevamente en el debate la tensión de la Iglesia Católica con el Estado peruano. Esta es la razón por la que Cipriani pide que no imitemos a la Argentina (en entrevista a Reuters, el 21 de julio pasado).

¿UN AVANCE EN EL MOVIMIENTO DE LOS DERECHOS SEXUALES?

¿Resulta un avance la legalización del matrimonio homosexual? Esta es una pregunta de no tan sencilla respuesta para el movimiento de mujeres. Como se sabe, la institución matrimonial fue duramente cuestionada por los movimientos liberacionistas, especialmente por el feminismo de la segunda ola que consideraba y hasta hoy considera que el matrimonio es una institución opresora para las mujeres, en la cual se reproducen los roles de dominación y sumisión de un género sobre el otro.

¿Quiere decir esto que a contracorriente de lo que significa el matrimonio para el movimiento de mujeres, las uniones civiles entre personas del mismo sexo se constituyen en la panacea del movimiento homosexual? Creemos que no, puesto que la lucha por los derechos sexuales abarca muchos más dimensiones que la del derecho a casarse y tener el estatuto de pareja legal.

La polarización del debate sobre el matrimonio homosexual, debida principalmente a las tensiones entre el Estado y la Iglesia impiden ver que el derecho al matrimonio civil responde, antes que nada, a un derecho universal al que todos pueden acceder. Por lo tanto, no se lo puede prohibir para un sector de la población que no tiene una identidad heterosexual. Es decir, no aceptar que en principio todos los seres humanos tienen los mismos derechos ciudadanos equivaldría a restarle humanidad a quienes no comparten ni practican la heterosexualidad.

Algunos comentaristas se han focalizado en los tecnicismos legales (habrá que cambiar la constitución que dice que el matrimonio está conformado por hombre y mujer) o los derechos de paternidad y maternidad (que los niños no pueden ser ni adoptados ni educados por padres de un mismo sexo puesto que esto es contranatura). Sin embargo, estas opiniones descansan sobre la base de una visión del amor y el cuidado de la familia, como si se tratara de cotos exclusivos a la organización familiar patriarcal. Pero la realidad desmiente esta visión: más de un 30% de los niños peruanos son educados, formados y llevados a su realización personal gracias al cuidado de madres jefas de hogar en los que no existe la contraparte masculina.

¿Bajo qué argumento entonces -que no sea el de la tradición religiosa o el referente biológico- se puede proscribir un matrimonio de dos personas del mismo sexo? Quizás el problema radica en que el argumento final para impedir el matrimonio homosexual descanse en la interpretación de la Biblia.

Quienes defienden el matrimonio homosexual se basan en el principio de que todo ser humano tiene el derecho a la libre elección de su condición civil. Si entendemos el matrimonio como un derecho ciudadano, tal como el derecho a la igualdad ante la ley, no debería existir mayor polémica sobre el sexo de los cónyuges. En resumen, no solo se trata del derecho a tener propiedades, heredar y ser reconocido como parte de una familia; se trata, sobre todo, del derecho individual de ser considerado como una pareja de ciudadanos o ciudadanas capaces, entre otras tareas, de adoptar y criar hijos.

Pero si bien el matrimonio homosexual es un derecho ciudadano es válido preguntarse hasta qué punto se trata de un avance realmente importante en el terreno de los derechos sexuales para el movimiento LGTTB y el de las mujeres.

No cabe duda que el mayor logro de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo es el de atacar el estigma y la discriminación sobre quienes no han seguido una norma heterosexual. La legalización del matrimonio significa, en términos kantianos, que se objetiva la voluntad universal del pueblo en una ley. Es decir, al existir la ley queda consagrado el derecho de los homosexuales, no solo a los beneficios de una herencia sino a expresar su sexualidad públicamente con los mismos derechos que todo ciudadano o ciudadana de un país.

Visibilizar públicamente la identidad de género, indiscutiblemente, forma parte de los derechos sexuales de los individuos. Basta atender al reclamo de gays y lesbianas para comprender la importancia de aparecer en los espacios públicos sin ser violentados. El derecho a poder abrazar o besar a la pareja del mismo sexo en lugares públicos, por ejemplo, sin ser estigmatizado, o en el caso más frecuente de los travestis, sin ser agredidos (y muchas veces hasta la muerte), son derechos sexuales que no se pueden ejercer a plenitud en el Perú de hoy.

El matrimonio homosexual otorga legalidad y reconocimiento a las diferentes identidades sexuales. Solo por esta razón ya se podría aceptar que el matrimonio homosexual permite un avance en el movimiento de las diversidades sexuales. Este paso en la legislación, más allá de la posibilidad de acceder al matrimonio civil, significa el avance de los derechos fundamentales de los no heterosexuales: derecho a mostrar su identidad sexual sin ser discriminados, la eliminación del estigma que los ha acompañado en su vida afectiva y, en general, a la posibilidad de ser considerado en igualdad de condiciones para cualquier cargo político.

Sin embargo, los derechos sexuales trascienden el derecho a la unión civil de personas del mismo sexo. Todavía las legislaciones siguen penalizando a las mujeres por su opción sexual y reproductiva. Se levantan trabas para el divorcio y la tenencia de los hijos, la Iglesia sigue luchando contra la libertad sexual (especialmente de las mujeres) a través de la condena a los anticonceptivos y al derecho al aborto.

Pero no por eso se debe escatimar esfuerzos en conseguir para el Perú una legislación que permita el libre derecho a dos personas del mismo sexo a unirse y formar una sociedad con “todas las de la ley”.

(publicado en IDELE)

domingo, 23 de noviembre de 2008

Simone de Beauvoir: El poder de la palabra


Mariella Sala

“Escogí la literatura porque tenía ganas de ser querida. A los 18 años, mientras leía un libro de George Eliot, soñaba con ser apreciada algún día del mismo modo; en ese entonces me gustaba Eliot. Si he terminado escribiendo novelas, en lugar de ocuparme, por ejemplo, de filosofía, es porque quería emocionar, hablarle a la gente al oído… Es tal vez una forma de vanidad, ciertamente…” (Le Nouvel Observateur, 1979).

Siempre me ha parecido enigmática esta declaración que hizo Simone de Beauvoir en 1979, porque muestra que la percepción que tenía la escritora, sobre su propia obra, dista mucho de la de sus miles de lectoras. En principio, Simone no es recordada ahora precisamente por las novelas, sino por las ideas que dejó sembradas en sus ensayos y testimonios, los cuales lograron impactar en las vidas de millones de mujeres en el mundo. Si logró emocionar y logró hablarle a la gente al oído, fue a través de la creación de una obra en la que vida y escritura no parecen diferenciarse.
A pesar de lo que se propuso, la obra de Simone trasciende la literatura, entendida como ficción, que es solo una de las expresiones de lo que yo llamaría una filosofía de la escritura y que ella eligió como su forma de estar en el mundo. En esta propuesta filosófica, la escritura organiza no solo la vida de la mente sino la propia existencia. Por eso llama la atención que ella se viera principalmente como una escritora de novelas, dejando a Sartre, supuestamente, el campo de la filosofía.
Algunas autoras, como Rosa Montero o Adriana Valdés, interpretan, de la lectura de Memorias de una joven formal, que esta decisión estaría relacionada con la superioridad intelectual que ella reconocía en Sartre y que, por lo tanto, a pesar de ser ella misma una filósofa se relegaba al género menor de la novela. Sin embargo, la cita que hemos reproducido no concuerda con esta versión y pensamos que, por el contrario, la vocación de Beauvoir se inclinaría más por el mundo de la imaginación literaria, según escribe en La plenitud de la vida :

“Nunca olvidaré la tarde de otoño en la que paseé alrededor del estanque de Berre contándome el final de mi libro. En la penumbra de una sala, Geneviéve, con la frente contra el vidrio, miraba encenderse los primeros faroles mientras un gran tumulto se aplacaba en su corazón y entraba en posesión de sí misma: las marionetas yacían sobre el diván. Evocando ese mundo ilusorio me parecía elevarme por encima de mí misma… Nunca proyectos de ensayos o de artículos me han dado esa exaltación que resucitó cada vez que me entregué a lo imaginario” (La Plenitud de la vida: 109 -110, 2006)

Se trataría entonces de una auténtica vocación literaria que, sin embargo, se expresaría mejor no a través de la ficción ni la imaginación sino del relato autobiográfico.
“Tengo ganas de escribir; tengo ganas de frases sobre el papel, de cosas de mi vida puestas en frases”, (La plenitud de la vida, 27: 2006) había escrito en su diario. Estas cosas de “su vida” constituyen prácticamente el hilo conductor de toda la obra de Beauvoir.

De allí que sus novelas o la literatura de ficción no sean hoy tan apreciadas como sus Memorias[1]; pero tampoco podemos decir que sus novelas, que fue lo primero que publicó[2], fueran totalmente ficción. Hablamos especialmente del caso de La Invitada y Los Mandarines, cuyos personajes son fácilmente reconocibles en el círculo intelectual en el que participaban ella y Sastre. Salvo por el género adoptado, estas novelas también podrían haber conformado una suerte de autobiografía.
El segundo sexo es un caso aparte; su escritura representó para Beauvoir un trabajo fácil comparado con el que le demandaba su trabajo literario. Como dice la biógrafa, Hazel Rowley: “para ella fue mucho más fácil escribir esta obra que una novela. La ficción implicaba escribir desde un punto de vista preciso y demandaba una cantidad considerable de energía emocional” (294: 2006). En cambio El segundo sexo, solo exigía “investigación, una mente lúcida y capacidad organizativa” y ella “estaba bien entrenada para eso” (294: 2006). Lo que quiere decir que, a pesar de que sentía vocación por la literatura, ella estaba más dotada para la investigación y la reflexión.
Tanto las novelas, como los ensayos y las memorias, comparten un mismo horizonte en la obra de Beauvoir: narrar la experiencia humana a través de la propia vida. Cuando se trata de una mujer, y en especial en el contexto de los años cincuenta, esta narrativa se convierte en una verdadera revelación. Así, la literatura de Beauvoir realiza el develamiento de algo que ha permanecido oculto, como bajo el tul de las cortinas que esconden a los otros la intimidad del hogar. Para los griegos, el término develamiento, aletheia, era el sinónimo de verdad. Beauvoir, como escritora, buscaba esa verdad en ella misma. Y, al hacerlo, construyéndose a sí misma a través de la identidad entre vida y escritura, construyó para las mujeres aquello que había sido inexistente a nivel simbólico: otra forma de ser mujer, la que conocemos ahora como la mujer independiente, autónoma que recusa a la naturaleza e ingresa al mismo nivel de los hombres a la razón ilustrada.
El acto de recordar de las memorias y el reconstruirse a sí misma, parece ser el elemento indispensable en esta propuesta en la que se pretende registrar el presente y mantenerlo intacto. La vida no existe sino se la escribe y se la describe. Los tiempos no siempre concuerdan, y lo escrito tiene que reflejar el momento, la intensidad de un instante fugaz de la vida, no siempre coherente y racional como la escritura misma. Es la búsqueda de la verdad que solo puede encontrarse en la escritura, con su lógica racional.
“Lo malo, cuando uno se entrega a una labor de largo aliento y compuesta con rigor, es que antes de haberla terminado deja de coincidir con ella: no puede ser puesto en ella el momento presente” (La plenitud de la vida: 387: 2006), se lamenta Beauvoir al referirse a su primera novela. “Empecé La invitada en octubre de 1938, la terminé a principios del verano de 1941; en el camino, acontecimientos y personajes reaccionaron los unos sobre los otros; los últimos capítulos me llevaron a revisar los primeros, cada episodio fue tomado de nuevo a la luz del conjunto; pero esas modificaciones obedecían a exigencias internas del libro: no reflejaban mi propio evolución; solo pedí a la actualidad préstamos completamente accesorios. La novela había sido concebida y construida para expresar un pasado que ya estaba superando: justamente porque yo estaba volviéndome muy distinta de lo que pintaba, mi verdad de hoy no tenía allí su lugar” (La plenitud de la vida: 387: 2006)
Realidad o ficción, la mayor creación literaria de Beauvoir fue su vida, la que hizo real en el proceso de la escritura.
Quiero contarlo todo, testimoniarlo todo, dice en sus memorias. Escribe sobre su vida, escribe sobre cómo escribe sus novelas, escribe sobre sus amantes, especialmente Sartre y Nelson Algren pero también sobre Bost, a quien le dedica El segundo sexo, y sobre Lanzmann, quien fue el primer hombre con quién vivió; y también sobre Wanda y Olga, entre la cantidad de amantes suyos y de Sartre. En resumen, escribe sobre lo que no se escribe: lo privado. Aquello que deberá permanecer oculto bajo el tul de la intimidad. ¿Es esta su manera de susurrarnos al oído?, ¿qué es lo que pretende?, ¿contar su vida y al mismo tiempo crear una imagen pública de sí misma, y de Sartre? Su narrativa expresa sus opiniones, sus sentimientos, sus gustos; es una literatura del yo. Especialmente en sus memorias, el yo es el protagonista y fuente de todo discurso. Lo que hace de ELLA la principal protagonista de todas sus obras.
En ella, autora y personaje se retroalimentan. Es un camino que intenta construir un nuevo paradigma de mujer.
Como lectoras/es podemos preguntarnos: ¿quién construye a quién en la obra de Beauvoir? La narradora construye a la autora, la autora construye un personaje. La persona literaria construye a la persona real y esta la convierte en leyenda al actuarla en la vida pública. Se traslada lo privado de la lectura a lo público del espectador. Esta es la clave de la obra de Beauvoir. Es escritura que se realiza en la vida. Escritura que se constituye en símbolo y otorga sentido a la vida real. Es el poder de la escritura.
Más que la roman a clef que parece practicar en sus novelas, la escritura de Beauvoir está encarnada en su posibilidad de ser. “Obsesiva, memorialista, siempre escribiendo y razonando sobre el monotema de sus experiencias íntimas… intentó edificar su personalidad como un logro histórico y literario” (Historias de Mujeres, 1995) se queja de ella Rosa Montero. Pero es precisamente este particular modo de ejercer la escritura lo que hizo de Beauvoir un caso único. Escribió sobre su vida y, al hacerlo, se inventó a sí misma.
De esta manera Beauvoir propone un nuevo modelo, especialmente a la generación de los 60 y 70, a través del cual mirarse y pensarse. Demuestra con su vida la posibilidad de otras formas de relación amorosa, cuestiona el matrimonio como institución hegemónica y desafía la maternidad como destino de la mujer. Sin embargo, su influencia no hubiera sido la que es sino hubiera suscrito con cada frase de su copiosa obra cada instante de su vida. Sin la escritura, ¿hubiera tenido el poder de iniciar un cambio simbólico de lo que entendemos hoy por el ser mujer?
A pesar de las críticas a su supuesta mentalidad masculina, a su amor incondicional a Sartre y a su reconocimiento de la superioridad de él sobre ella, Beauvoir pudo convertirse en un símbolo para la mujer, gracias a su “capacidad para construirse como persona” (Historias de Mujeres,1995). Como dice Montero: “Simone enseñó que la mujer podía ser por si misma, además de estar con la pareja que fuese” (Historias de Mujeres, 1995)
Aunque no a través de la ficción, Beauvoir le susurró como quería al oído de cada mujer de su generación y logró emocionarlas, tal como lo experimentó ella misma cuando leyó a los 18 años a George Elliot. Gracias a ella, pudimos iniciar la deconstrucción de los roles que nos sometían a un destino único, por el hecho biológico de ser mujeres, y aspirar a la libertad en el amplio sentido de la palabra.
Resumiendo podríamos decir que:
0. Si la escritura es un medio para describir el mundo y comprenderlo, en el caso de Simone de Beauvoir lo fue para hacerse ella misma. A través de la narración fue elaborando el discurso que sustentó su identidad. A través de la escritura ella se construyó a sí misma. Su deseo -y voluntad- de ser una mujer libre, única y autónoma fue posible gracias al poder que asumió al escribir sobre su propia vida.
1. Fue la escritura quien la construyó, ella se hizo a sí misma sin tener un modelo de ser mujer, ella misma era su propia creación para convertirse después en un modelo a seguir para la generación de los 70. Narrando su propia vida se volvió emblemática de una nueva forma de ser mujer
2. Su lectura, como dice ella misma a propósito de El segundo sexo fue “un éxito más bien privado”. Es decir, sigue susurrándonos al oído
3. Intentó una coherencia entre su vida y su literatura. Quizás por su afán de identificar su vida al proceso de la escritura -donde la coherencia es la esencia- ella asumió el reto de la coherencia entre razón y acción. Junto a Sartre pusieron en marcha una ética de la autenticidad de corte kantiano: Elegir los principios y vivir de acuerdo a ellos. En eso reside la fuerza moral de Beauvoir, quien encarnó como ninguna mujer los ideales de la autonomía y la libertad.
4. Aunque dicen que ella escogió la literatura para dejarle la filosofía a Sartre, ella intentó una filosofía del ser mujer, una filosofía de la escritura como construcción de una nueva identidad femenina. Una filosofía de vida para la mujer libre a través de su propia práctica.
5. Tomó los conceptos de la filosofía: la moral kantiana, la dialéctica amo-esclavo de Hegel, la libertad del existencialismo y la interrogación por la existencia de Heidegger; además del deconstructivismo de Nietszche, para erigir una propuesta de autonomía para las mujeres. Sexo, matrimonio, pareja, soledad, fueron resemantizados bajo el horizonte de la libertad de la mujer. Desafió la domesticidad en la época que con más fuerza se quería regresar a las mujeres a las tareas domésticas y de reproducción, instándolas a encontrar la felicidad en la modernidad de los electrodomésticos. Frente a esto, ella propuso su derecho a la soledad, a autodeterminarse y puso en ello su cuerpo, su vida y la palabra escrita. Ese fue el único poder por el que luchó.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Beauvoir, Simone de
2005 El segundo sexo. Buenos Aires: Debolsillo [1949]
2006 La plenitud de la vida. Buenos Aires: Debolsillo[1960]

Montero, Rosa
1995 Historias de mujeres. Madrid: Alfaguara.

Rowley, Hazle
2006 Sartre y Beauvoir. Barcelona: Lumen
Valdés, Adriana1999 El segundo sexo: cincuenta años después. En:Ediciones de las Mujeres No. 28 Santiago: Isis

[1] Sus memorias empiezan con la célebre Memorias de una Joven Formal (1958) y continúan con La plenitud de la vida (1960), La fuerza de las cosas (1963), Una muerte muy dulce (1964), La vejez (1970), Final de cuentas (1972) y La ceremonia del adiós (1981).
[2]La Invitada (1943), La sangre de los otros (1945), Todos los hombres son mortales (1946), Los mandarines (1954), Las bellas imágenes (1966) y La mujer rota (1968).

domingo, 6 de julio de 2008

El martes 24 de junio concluyó el Seminario Taller Mujeres, Escritura y Poder con la lectura de 17 textos de las participantes. Poesía, narrativa, ensayos y testimonios fueron los géneros elegidos para expresar qué significado le damos a la escritura.

Los textos serán publicados por el Programa de Estudios de Género de la UNMSM
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CENSURA A LAS ESCRITORAS DE DIFERENTES CULTURAS


Meredith Tax*
(Texto discutido el 10 de junio en el Seminario Mujeres Escritura y Poder 2)

En El Poder de la Palabra definimos la censura como cualquier medio por el cual se evita que las ideas y obras de arte que expresan puntos de vista diferentes al de la ideología dominante lleguen a su público objetivo. Toda sociedad tiene algún grado de censura que se usa normalmente como un regulador social y de control. En una dictadura militar, la censura la ejercen los militares; en un sociedad de mercado fuerzas del mercado, aunque el Estado puede intervenir en casos excepcionales.

Los Estados Unidos y mi caso
En los Estados Unidos, la censura la hace principalmente el mercado. En los últimos veinte años las publicaciones se han globalizado, la mayoría de las editoras pertenecen a las grandes compañías transnacionales de medios. Cuando yo comencé a escribir había varias editoras de diferentes tamaños y tendencias; si tu libro no era aceptado por una, otra lo podía aceptar, y no esperaban que todos los libros fueran éxitos de venta. No todo lo que se publicó era bueno, pero era más fácil publicar textos y novelas radicales y, de vez en cuando poesía, porque no eran las personas con dinero quienes estaban a cargo de estas decisiones. Ahora las empresas editoras medianas casi no existen; con muy pocas excepciones se ven pequeñas editoras, para las cuales la marginalidad es el precio de su independencia, o enormes compañías que esperan los mismos márgenes de ganancia que otros medios subsidiados por los avisos publicitarios.

Entonces tenemos una censura a partir del mercado que excluye cualquier cosa que se considere marginal o radical, que no garantice un millón de dólares de utilidades. Pero también tenemos la censura popular por las campañas conservadoras. Cuando la gente habla de fundamentalismo, pareciera que se refieren al islamismo, pero hay muchos fundamentalistas cristianos y judíos e inclusive algunos budistas. Los más importantes en mi país son los fundamentalistas cristianos que son igualmente peligrosos para la democracia, la paz y la libertad de expresión como cualquier otro fundamentalista. Con el pretexto de proteger los “valores de la familia” la Coalición Cristiana ha tratado activamente de censurar la literatura para niños en los colegios y bibliotecas públicas concentrándose en libros que tengan personajes homosexuales o rebeldes y libros que hablen de magia porque ellos consideran que alientan el satanismo. Ha habido quemas públicas de Harry Potter. Como la mayoría de los libros para niños han sido escritos por mujeres, la mayoría de autores afectados han sido mujeres. La mayor parte de mis obras son para adultos, pero muchos años atrás yo escribí un libro ilustrado para niños que se llamó Familias. Lo escribí porque yo era una madre soltera y quería que los niños como mi hija pudieran ver reflejada sus propias vidas en la literatura. Por ello escribí un pequeño libro que mostrara, desde el punto de vista de los niños, la enorme diversidad en la conformación de las familias que encontramos entre las personas y los animales: perros, hormigas, gatos, pollos. Fue publicado por Little Brown en 1981 y se mantuvo en prensa por 12 años sin llamar ninguna atención especial. Algunos colegios lo usaron y en el condado de Fairfax, Virginia, se adoptó como libro de texto de para el primer grado, como parte un currículo que en los años superiores tocaba temas de educación sexual.

En 1994, la Coalición Cristiana se comenzó a organizar en el estado de Virginia buscando un pretexto. Ellos decidieron perseguir el libro como parte de su plan para cuestionar el currículo como educación sexual en su conjunto porque temían que se hablara del SIDA, el control de la natalidad y el homosexualismo. Una de las familias de mi libro eran dos mujeres con una hija que eran descritas como madre y madrina. La Coalición Cristiana afirmó que estaba promoviendo el lesbianismo. Aunque a muchos padres les gustaba mucho mi libro, no estaban muy bien organizados en ese momento y el Consejo de Escuelas decidió retirar mi libro de la lista de lectura. Habían 550 salones de primer año en el condado de Fairfax, por ello se compraban muchas copias cada año. Un año después que el libro fue censurado, mi editora, Little Brown – que no hizo nada para defender el libro o por lo menos mandar más libros a la zona para aprovechar la publicidad – me dijo que no seguirían publicando el libro porque no se vendían suficientes copias. Les dije que era por la campaña de censura y que estaba cediendo frente a la Coalición Cristiana. Ellos respondieron que no, que la censura no tenía nada que ver con esto, que ellos estaban preocupados con las cantidades mínimas vendidas.

Sin embargo mi historia tiene un final feliz. Después de que Little Brown me desechó, Families fue recuperado por Feminist Press, una editora independiente de mujeres de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, que no solo lo editó en edición popular por primera vez, si no que lo publicaron tanto en español como en inglés. Este ejemplo muestra la necesidad de sostener a estas instituciones feministas. En el clima actual en el que se incrementa la censura derechista y corporativa, esas instituciones muy bien podrían terminar siendo los únicos espacios en los que nuestras opiniones podrían ser escuchadas.

La Historia de Womens WORLD
Cuando nació Women´s WORLD, mi caso era uno entre muchos; en 1993 y 1994, hubo un resurgimiento de las campañas contras las escritoras como resultado del término de la guerra fría y el naciente fortalecimiento de los nacionalismos y fundamentalismos. Yo había comenzado a trabajar en los temas de género y censura antes, en 1986, cuando se realizó el Congreso Internacional del PEN (organización internacional de escritores) en Nueva York. Norman Mailer, un famoso escritor macho americano bastante viejo, era el presidente del Centro Americano del PEN en esa época. Él le informó a la prensa que este congreso reuniría “a los mejores escritores del mundo” y fue un evento muy bien cubierto por los medios con artículos en las portadas del New York Times todos los días. Pero “los mejores escritores del mundo” fueron los hombres blancos de Europa y Norteamérica. Los latinoamericanos más importantes eran Daniel Ortega, su mujer y Vargas Llosa. García Márquez fue invitado pero el gobierno no le dio la visa para ingresar al país. De aproximadamente 120 conferencistas sólo 13 eran mujeres.

Para las mujeres de Estados Unidos esto era como regresar a los años cincuenta. Nuestro movimiento de mujeres ya tenía 20 años y teníamos muchas escritoras. Por ello, Grace Paley y yo organizamos un almuerzo en el salón de fiestas del hotel del congreso; vinieron 200 personas, y ahí formulamos una petición y dimos una conferencia de prensa. Como respuesta Mailer le dijo a los reporteros que el PEN había invitado a más mujeres, pero que no habían podido asistir pero que, de todas formas, el congreso era para intelectuales, no escritores comunes y que difícilmente las mujeres eran intelectuales excepto Susan Sontag. En lugar de contradecirlo, Sontag dijo: “La Literatura no es un empleador de igualdad de oportunidad” (“Literature is not an equal opportunity employer.”) Después del congreso, organizamos el Comité de Mujeres del PEN en Estados Unidos. Grace y yo fuimos las primeras codirectoras. Si bien es cierto que hubo oposición al comienzo, nuestro comité organizó tan buenos eventos literarios con mucha asistencia que después de un año o dos la mayoría de la gente del PEN pensaba que éramos maravillosas. Algunas de nosotras fuimos elegidas al Concejo Directivo y yo fui elegida vice-presidenta y enviada al Congreso Internacional del PEN a Holanda. Me di cuenta que la situación de las escritoras en el PEN internacional era mucho peor de lo que había sido en los Estado Unidos e inicié un movimiento para organizar un comité internacional de mujeres escritoras. Nuevamente hubo oposición – la mayor parte provenía de los viejos conservadores franceses e ingleses que dirigían la organización y estaban principalmente interesados en viajar por el mundo a los congresos en hoteles elegantes. Pero nos impusimos y así, en 1991, se formó el Comité Internacional de Mujeres del PEN. Yo fui directora, pero fue muy difícil conseguir hacer algo por la fuerte oposición de los conservadores.

Esto era muy negativo porque se necesitaba mucho trabajo feminista alrededor del problema de la censura como se había constatado por varios casos de censura ocurridos en los años 1993 y 1994. Por ejemplo, en 1993, Svetlana Alexievich, una brillante historiadora oral bielorrusa arruinó la historia rusa contando lo que el ejército hacía en Afganistán y fue enjuiciada por difamar a los militares. En 1994, el periódico Zagreb acusó a “las cinco brujas croatas” de no ser lo suficientemente nacionalistas y fueron sometidas a un “juicio popular” que terminó con el exilio de tres de ellas. En 1994 y 1995, Taslima Nasrim cuyo libro Shame (Vergüenza) describía la persecución a la que era sometida la minoría hindú en Bangladesh, fue acusada por el gobierno de ofender las creencias religiosas de los musulmanes y amenazada de muerte por los políticos islámicos. Estuvo escondida y el PEN Internacional, incluyéndome, intervino para trasladarla a salvo a Suecia.

Las dificultades de trabajar en el PEN Internacional eventualmente nos convencieron a algunas de nosotras que necesitábamos una organización autónoma que pudiera emprender un programa feminista de mayor impacto en relación a la libertad de expresión de las mujeres. En las conferencias y ferias feministas de libros, hemos encontrado editoras y escritoras maravillosas de África, Asia y Latinoamérica que querían trabajar con temas de censura por género pero que no eran parte del PEN, como Mariella Sala, con quien me encontré en una Feria Feminista de Libros en Amsterdam en 1991. En 1994, tres de nosotras en los Estados Unidos constituimos la organización Women´s WORLD (World Association for Rights, Literatura and Development) y organizamos una reunión para su fundación con escritoras que incluían a Mariella y a otras de Ghana, Algeria, India y Filipinas. Nuestro primer proyecto fue escribir sobre la censura basada en el género y los cambios mundiales que publicamos en un folleto: El poder de la palabra: cultura, censura y voz que llevamos a la IV Conferencia Mundial de Mujeres – Beijing, 1995. Después de eso organizamos la primera conferencia mundial sobre la censura basada en el género que se realizó en Italia y comenzamos a trabajar en una estrategia. Debido a que nuestros recursos económicos eran muy reducidos se decidió trabajar asociándonos con organizaciones locales.

Entre los años 1996 y 2001, pudimos desarrollar proyectos compartidos y construir relaciones con mujeres de muchos países incluyendo Argentina, Ghana, India, Italia, Perú, Rusia, Sudáfrica, Uganda y los Estados Unidos. También tuvimos un programa internacional que consistió en la defensa de los derechos humanos de mujeres amenazadas, algunas publicaciones en diversos idiomas y una página web. Pero después del 11 de septiembre, fue casi imposible conseguir dinero para nuestra organización en los Estados Unidos y por ello nuestro trabajo se ha reducido. Igual nos hemos organizado para continuar con el trabajo de defensa. Les contaré un par de casos que ilustran las condiciones que enfrentan las mujeres escritoras de Sudasia y África.
Taslima Nasrin: Bangladesh
Como dije anteriormente, Taslima Nasrin tuvo que dejar su país, Bangladesh, en 1994 después que los fundamentalistas hicieran grandes manifestaciones pidiendo su muerte y que el gobierno cediera a la presión y tratara de encarcelarla por ofensas a la religión. En parte esto fue porque ella defendió a los hindúes cuando fueron atacados por los musulmanes en Bangladesh, pero en mucho también fue porque mostró los horribles maltratos a las mujeres y dijo que estos se basaban en las creencias religiosas. Ella es una militante laica. Fue al exilio en Suecia. Su hermana y su cuñado también fueron evacuados de Bangladesh por ser sus parientes cercanos. Ellos han venido a los Estados Unidos. Taslima no quiso quedarse en Suecia; ha viajado por Europa y Norte América, y aunque ha tenido problemas para escribir al comienzo, después de unos años ha comenzado a escribir nuevamente. Ha escrito las memorias de su infancia que son muy buenas y que han sido traducidas a muchos idiomas, pero algunas parte de ella ofenden a los musulmanes y por ello fue vetada en Bangladesh. Después ha escrito otra memoria sobre lo que es ser una escritora joven en el escenario de la literatura machista Bengalí. Fue muy abierta en los temas de sexo y dijo quién se acostaba con quién y habló del acoso sexual de los hombres viejos hacia los jóvenes. Las mujeres no hablan de estos temas en Bangladesh, India o Pakistán, así que dos escritores famosos la enjuiciaron por difamación y su libro fue vetado nuevamente tanto en Bangladesh como en la provincia de Bengalí Oeste en la India donde queda Calcuta. Ellos dijeron que lo habían vetado porque era ofensivo para los musulmanes pero en realidad era porque defendía la autonomía sexual de las mujeres y contaba historias de acosos y encuentros sexuales.

La mayor parte de los libros vetados a Talisma son los publicados en su propio idioma. Todavía se pueden conseguir porque se imprimen en ediciones pirata pero los que hacen esto simplemente están robando su trabajo pues ella no recibe regalías.

Taslima extraña mucho su cultura, su lengua y su familia. Entró clandestinamente a Bangladesh cuando su madre estaba muriendo, pero la prensa la descubrió, se desencadenaron motines y así tuvo que salir de su país nuevamente. No pudo visitar a su padre cuando estaba muriendo. Se enfermó de nostalgia por su país y decidió instalarse en Calcuta donde hablan su idioma, bengalí, aunque es parte de India. Alquiló un departamento allí y todo estuvo bien por un par de años. Después, en el último otoño, cuando ella iba a dar una conferencia en Hyderabad, en el norte de la India, un grupo fundamentalista musulmán organizó un ataque contra ella. Entonces los musulmanes de Calcuta organizaron una gran manifestación demandando que la expulsaran de India. El gobierno local de Bengalí Oeste liderado por una coalición del Partido del Congreso y del Partido Comunista, ambos laicos, podrían haber defendido su causa, pero había elecciones pronto y querían el voto musulmán. Entonces argumentaron que no estaba a salvo en Calcuta y la mudaron a Delhi, la capital.

En Delhi, el gobierno nacional puso custodia para protegerla, eso significó que estuvo con arresto domiciliario por siete meses. No la dejaron si quiera ver a sus amigos o a sus propios doctores e insistieron que dejara la India. No la querían deportar porque supuestamente el Estado es laico en India y no querían que pareciera que estaban apoyando a los fundamentalistas musulmanes. Por eso trataron de que ella saliera voluntariamente haciéndole la vida muy miserable. Hace un mes ella se enfermó por stress y su presión arterial subió tanto que estaba preocupada con perder la vista así que decidió salir. Pero tratará de volver.

Su caso ilustra la forma en que se expresa la censura en Sud Asia. Es organizada desde los grupos religiosos y políticos que presionan y organizan grandes manifestaciones y dirigen las amenazas. Como hay millones de pobres iletrados en todos estos países es fácil involucrarlos en las manifestaciones por unas pocas rupias, aunque algunas veces terminen muertos. El gobierno usualmente no protege a los artistas o escritores; ellos solo dejan todo en manos de los censuradores en las calles que los ponen fuera de circulación o eventualmente se ponen del lado de los censuradores religiosos. Y si los protegen, lo hacen callándolos como en el caso de Taslima.

Sara Mhkonza, Suazilandia
África sufre desde hace muchos años una crisis económica producida por la corrupción y la globalización, por ello hay muy pocos recursos para cualquier escritor, especialmente para las mujeres, que ocupan una posición subordinada de acuerdo a la cultura rural tradicional y solo algunas van a la escuela pocos años. Estos factores se potencian para crear una situación en la que se combina la censura política y la de género. Uno de los peores países para las mujeres es Suazilandia, un pequeño país con un millón de habitantes, completamente rodeado por Sudáfrica. Es una de las últimas monarquías absolutas en el mundo. La palabra del rey es la ley; no se permite ninguna oposición política y el país ha vivido en estado de emergencia por 31 años desde que el padre del actual rey suspendió la constitución en 1968. El rey gobierna de acuerdo a las creencias tradicionales, incluyendo la subordinación extrema de las mujeres. Una de las consecuencias es que el porcentaje de enfermos de SIDA es de 38%.

Me encontré con Sarah Mkonza, una escritora y profesora Swazi, en agosto de 1999 en la Feria Internacional del Libro en Harare. Ella se comunicó conmigo después por correo electrónico y se incorporó a la organización de mujeres escritoras. Formó un grupo de escritoras y consiguió una columna en un periódico para ellas; además tenía una columna propia en la que escribía historias sobre SIDA y violencia contra las mujeres. En el 2001, ella escribió una columna protestando contra una acción del rey que designó a su hermano jefe de dos pueblos; esto era una violación a la tradición, ya que los pueblos Swazi eligen a sus propios jefes. Su hermano expulsó a todos del pueblo para poder quedarse con sus tierras; sus soldados se los llevaron en camiones y los abandonaron en la selva sin comida, abrigo o transporte. Los niños ni siquiera pudieron terminar el año escolar. Hubo muchas protestas y Sarah escribió sobre ellas. Ella trabajaba como profesora de la Universidad, pero todo en Suazilandia es controlado por los conservadores y parientes el rey; existe una sociedad secreta de hombres al interior de la universidad para mantener a las mujeres en su lugar. Ella comenzó a recibir amenazas para que se mantuviera callada. Después su computadora portátil fue robada – era la computadora utilizada por el grupo de escritoras – y ella cree que fue la sociedad secreta la responsable del robo. Women´s WORLD le envió dinero para que compre una nueva computadora para que el grupo de escritoras pudiera continuar. Pero Sarah siguió siendo hostilizada en la universidad. Le negaron una promoción que todos sabían que era para ella. Simultáneamente varios de sus parientes fueron muriendo de SIDA y estuvo tan estresada que tuvo que tomar un descanso médico. Su departamento no designó a nadie para que la reemplazara en sus clases. Ella tenía 400 estudiantes que rodearon su casa culpándola y exigiéndole que mostrara sus certificados académicos. Tuvo una crisis nerviosa.

Más adelante, robaron su nueva computadora de mesa, en la que tenía todos sus trabajos; serrucharon la gruesa cadena de metal que la aseguraba al escritorio, extrajeron el disco duro y golpearon y arruinaron la máquina que fue abandonada en el campo cubierta de barro. Obviamente este no era un robo cualquiera, sino de censura. Sarah se sintió tan preocupada por la situación que se fue al campo a visitar a su madre; allí se enteró que su madre había sido amenazada por los escritos de ella; los hombres del rey la habían amenazado con quemar su casa, por lo que Sarah tuvo que trasladar a su madre a la ciudad.

En este punto, yo sentí que ella realmente tenía que dejar el país y le conseguí una beca a través de la Scholar´s Rescue Fund (Fundación de Rescate para Estudiantes). Vino a los Estados Unidos pidió asilo político y aunque tuvo algunos años de dificultades económicas, ahora parece que ha conseguido un trabajo enseñando lenguas africanas en Cornell. Después de años de luchar con la ansiedad y la depresión, ha comenzado a escribir de nuevo.

Estos dos casos muestran la importancia de una red global de trabajo que pueda ayudar a las mujeres escritoras cuando son obligadas al exilio y darles suficiente apoyo y aliento para que puedan continuar escribiendo.

(traducción: Josefa Nolte)

* Meredith Tax es escritora y activista política desde fines de los años sesenta. Fue miembro de Bread and Roses, uno de los primeros grupos socialista-feministas en Boston. Su ensayo publicado en 1970, Woman and Her Mind: The Story of Everyday Life, es considerado un documento fundante del movimiento de liberación femenina de los Estados Unidos. Participó activamente en el movimiento anti-bélico y de la izquierda de los años setenta y en el Chicago Women's Liberation Union. Desde 1976 vive en Nueva York. En 1977 fue co-presidenta fundadora del Committee for Abortion Rights and Against Sterilization Abuse (CARASA), que contribuyó a iniciar la Red Nacional de Derechos Reproductivos de Estados Unidos, de cuyo Comité Directivo formó parte.

Tax ha escrito el libro de historia, The Rising of the Women: Feminist Solidarity and Class Conflict 1880-1917 (1980; 2001); dos novelas históricas, Rivington Street (1982; 2001) y Union Square (1988; 2001), además de un libro con ilustraciones para niños, Families (1992; 1996) que fue censurado en 1993 debido a las críticas de la Christian Coalition por su enfoque no tradicional de la estructura familiar. Ha escrito también muchos ensayos políticos y literarios, entre otros, para la revista The Nation. En 1986, Tax junto con la célebre escritora Grace Paley iniciaron el American Center Women's Committee PEN. Más tarde, fue Presidenta fundadora del Comité Internacional de Mujeres Escritoras PEN. Desde 1994, es Presidenta de Women's WORLD (World Association for Rights, Literature and Development), una red global de libre expresión para escritoras feministas http://www.wworld.org que lucha contra la censura por razones de género.

martes, 3 de junio de 2008

Jueves 12 de junio a las 6:30 p.m

El proyecto Voces de las mujeres del Programa de Estudios de Género de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Women’s WORLD, invitan al diálogo:

¿ES NECESARIA UNA IZQUIERDA FEMINISTA?

con MEREDITH TAX*


Comentarios a cargo de
Gina Vargas (Centro Flora Tristán/ Programa Democracia y Transformación Global/UNMSM)
Violeta Barrientos (PEG/UNMSM/ GLEFAS)

María Emma Mannarelli y Mariella Sala agradecen su asistencia.

Lugar: Centro Flora Tristán, Parque Hernán Velarde No. 42
Día y hora: Jueves 12 de junio, 6:30 p.m.



*Meredith Tax es escritora y activista política desde fines de los años sesenta. Fue miembro de Bread and Roses, uno de los primeros grupos socialista-feministas en Boston. Su ensayo publicado en 1970, Woman and Her Mind: The Story of Everyday Life, es considerado un documento fundante del movimiento de liberación femenina de los Estados Unidos. Participó activamente en el movimiento anti-bélico y de la izquierda de los años setenta y en el Chicago Women's Liberation Union. Desde 1976 vive en Nueva York. En 1977 fue co-presidenta fundadora del Committee for Abortion Rights and Against Sterilization Abuse (CARASA), que contribuyó a iniciar la Red Nacional de Derechos Reproductivos de Estados Unidos, de cuyo Comité Directivo formó parte.

Tax ha escrito el libro de historia, The Rising of the Women: Feminist Solidarity and Class Conflict 1880-1917 (1980; 2001); dos novelas históricas, Rivington Street (1982; 2001) y Union Square (1988; 2001), además de un libro con ilustraciones para niños, Families (1992; 1996) que fue censurado en 1993 debido a las críticas de la Christian Coalition por su enfoque no tradicional de la estructura familiar. Ha escrito también muchos ensayos políticos y literarios, entre otros, para la revista The Nation. En 1986, Tax junto con la célebre escritora Grace Paley iniciaron el American Center Women's Committee PEN. Más tarde, fue Presidenta fundadora del Comité Internacional de Mujeres Escritoras PEN. Desde 1994, es Presidenta de Women's WORLD (World Association for Rights, Literature and Development), una red global de libre expresión para escritoras feministas http://www.wworld.org que lucha contra la censura por razones de género.

jueves, 8 de mayo de 2008

EL LUGAR DE LA ESCRITURA

A propósito de nuestra última sesión del seminario, replico la entrevista que Jennifer Thorndike, participante del Primer Seminario-Taller Mujeres, Escritura y Poder, hizo a Rocío Silva Santisteban.

El espacio entre el límite

Conversando con Rocío Silva Santisteban sobre espacios de escritura de la mujer.
Por: Jennifer Thorndike

“(…) en algunas sociedades viriles todo se confabula para que otros hablen de nuestro deseo lo designen se retuerzan sobre ese > y nos definan para siempre inválidas. ¿Somos o no esa presas fáciles o encantadoras hadas? El miedo se mezcla a la cópula como un regocijo (…)”Noches de adrenalina – Carmen Ollé

Espacios escondidos. Espacios entre espacios. Una mujer que se oculta en el desván como aparece en la novela Jane Eyre de Charlotte Bronte o en el “cuartito de los trebejos”, como diría Borka Sattler. Una poeta – Blanca Varela – que se esconde en un walking closet para pasar en limpio sus versos. Una periodista que sube las escaleras, con máquina de escribir en mano, para llegar al techo de su casa y escribir sin molestar con el ruido de sus palabras. Así responde Rocío Silva Santisteban a la primera pregunta sobre el tema, situándose entre los ejemplos de lugares insólitos que las mujeres han utilizado – y utilizan – para escribir: “mi madre compartía conmigo el cuarto y el traqueteo de la máquina de escribir la despertaba. Así que me pasaba con una silla y un banquito a la azotea, nada romántica y con un frío que calaba los huesos, para escribir mis artículos”.

El sistema patriarcal o paternalista, la falta de instrucción, la exclusión, el miedo, la censura y autocensura, los ataques contra la propiedad y la integridad tanto física como emocional, así como la anteposición del deseo de los demás sobre el deseo propio son algunas de las razones por las cuales la mujer escritora ha tenido que esconderse para poder escribir. Escribir, expresarse, decir, conceptualizar, versar, hablar. Hablar de lo que no se debe hablar.

Rocío Silva Santisteban – feminista, poeta, narradora, periodista, crítica y doctora en literatura – nos acerca a los espacios de escritura de la mujer, un espacio privado determinado por los hombres quienes – a su vez – se apoderaron e hicieron suyo el espacio público: “El mundo público, que es el mundo de la polis, pertenece por antonomasia al patriarca: al ciudadano en Grecia y Roma. El resto eran mujeres, esclavos y niños: no ciudadanos. El mundo de ellos estaba encerrado en las paredes de la casa y posteriormente del centro productivo, artesanal o fábrica”. Sin embargo, las mujeres han tenido un avance significativo en su incursión dentro del espacio público y en su proceso de adquirir ciudadanía “con el trabajo de la mujer en la calle, se pasó a otro tipo de registro de su presencia.

Una mujer entra a la universidad en el Perú recién en 1908, antes sólo podían ser autodidactas: no estaba pensado el espacio público del trabajo y el poder para ellas. A finales del siglo XIX un grupo de mujeres que no podían ir a la universidad, pero que eran letradas y leídas, forman un espacio nuevo y, como dirían los angloparlantes, in between entre lo privado y lo público: las veladas literarias. Reuniones en salones de la burguesía que convocaban a hombres y mujeres para discutir de literatura pero también de política. Cuando Clorinda Matto de Turner pasa a dirigir una revista, muy pero muy pública, la acusan de pornógrafa --¡imagínate a la severa señora Matto de Turner en esos trances!-- y le incendian la imprenta. Tiene que huir a Argentina.

Una mujer que ejercía poder en el mundo público era muy peligrosa”. No por nada Marguerite Duras señala en su ensayo Escribir: “una mujer que escribe, los hombres no lo soportan. Es cruel para un hombre”. Mujer que escribe: mujer peligrosa, mujer que quiere ser hombre, que quiere meterse en asunto de hombres. ¡Qué miedo! Siléncienla, quémenle la imprenta, persíganla, ningunéenla, háganle firmar un documento haciéndole prometer que no osará escribir ni una letra más como a Sor Juana, quien dicen que firmó este papel - sin sentido - como “Sor Juana Inés de la Cruz, la peor del mundo”. Y tras su rúbrica, se hizo el silencio.

Pero otras no lo permitieron. Son muchas las mujeres que han tomado la pluma, que han publicado a pesar de las limitaciones y persecuciones. Las primeras mujeres escritoras reflexionaron sobre su propia condición como mujeres dentro y fuera de su espacio privado y lo plasman en sus letras. Silva Santisteban explica: “Por ejemplo, en el poema Casa de Cuervos de Blanca Varela ella compara al cuerpo de la madre que da a luz con una casa que se abre: el hijo que emerge es como una aparición por la ventana. Pero a su vez en esta poesía, como en la posterior, la ciudad aparece como protagonista (femenina).

Hay muchas referencias a la ciudad: las calles de Lima están muy presentes en la escritura femenina del siglo XX. Pero no son unas calles "enteramente públicas" sino que se organizan como espacios donde el yo poético logra presentar una relación entre el cuerpo de la mujer y la ciudad como lugar de pertenencia. "Lima es como yo, una utopía de mujer" dice Carmen Ollé, por ejemplo”. Finalmente, nuestra entrevistada comenta que a pesar de estas incursiones significativas de la mujer en el espacio público, nunca ha visto en Lima a mujeres escribiendo en cafés, parques o bibliotecas totalmente concentradas en su trabajo sin importarles lo que piensen de ellas. “Es una sensación maravillosa”, afirma mientras deja abierta la interrogante del porqué de esta curiosa ausencia en los espacios públicos de la capital.

Espacios. Amplios, privados, solitarios, pequeños, públicos, escondidos, libres. ¿Existe el lugar-espacio ideal para escribir? Respuesta: No. Es seguro que más de uno o una coincidirá con esta afirmación de Silva Santisteban: “No hay espacio ideal para escribir: una escribe porque tiene la necesidad imperiosa de hacerlo en donde sea: yo he escrito hasta en los micros, en el avión, en los buses interprovinciales, mientras el profesor dictaba su clase. Me ha pasado que he buscado explícitamente tener en mi casa un lugar para escribir, y jamás escribía allí.

También me ha pasado lo contrario: que he hecho mi tarea. Creo que lo necesario es un espacio de trabajo que se separe del espacio de relajamiento, de diversión y del espacio familiar. Pero ni siquiera cumplo con esa idea: mi computadora está al costado de la TV, mil veces escribo mientras mi hija ve animes a todo volumen”. Contradicciones. Marguerite Duras también señala que los escritores son “una contradicción y un sinsentido”. Entonces, ¿existe un espacio, un lugar, un silencio, una soledad? Escribir es un acto solitario, ¿lo es para la mujer? Muchas veces no. Un televisor a todo volumen, un llanto, un marido (o mujer) pidiendo algo, un padre o una madre mandando a sus hijas a acostar, enseñándoles a callar, a servir, a buscar el marido ideal y a ser la esposa ideal. Todavía existen.

Virginia Woolf habla de un “cuarto propio”, Silva Santisteban reflexiona acerca de él: “El tema del "cuarto propio" es una alegoría que está vinculado con una necesidad imperiosa para poder producir literatura, conocimiento, pensamiento: se requiere de materialidad para hacerlo. Se requiere de un "espacio": geográfico, social y simbólico. Woolf reclamaba un cuarto propio en la casa - donde la mujer generalmente vagabundea entre el cuarto de los niños, el dormitorio principal, la cocina y el comedor - y una renta propia. Es decir: sin espacio y sin independencia económica es muy difícil que una mujer se dedique a la escritura. Pero hay muchas que, a pesar de todo, lo han logrado”. Muchas rebeldes llamadas outsiders, “chicas malas” que se salen del canon, del plan específico para ellas, de lo que se espera de ellas, de la manera cómo han sido criadas. Malas, muy malas.
Entonces, ¿es posible que las mujeres encuentren libertad dentro de los espacios designados para ellas por el sistema patriarcal? En la novela Como agua para chocolate de Laura Esquivel, se plantea un hecho curioso: la autora sitúa a su protagonista en la cocina y esta mujer encuentra en ese espacio libertad. Paradójicamente, ese lugar fue designado para ella con el fin de excluirla y aislarla del mundo del hombre. Silva Santisteban comenta: “Parecería extraño pensar que la casa tradicional, como la imaginan todavía algunos, es una marca del patriarcado: esas casas que tienen la biblioteca a la entrada, donde el señor burgués podía ingresar y cerrar la puerta para que nadie lo moleste. Y luego los dormitorios en el segundo piso, donde el único espacio que podía tener una mujer era el cuarto de la costura y del planchado. Pero así ha sido.

Y por supuesto que el espacio de las mujeres ha sido el de la cocina y el de la lavandería (que están juntos siempre). Un espacio donde las mujeres de la casa se reúnen para laborar con las manos, y mientras tanto, conversar o chismear o dejar que la mente se escape. Ese espacio al cual el señor burgués no entraba era un dominio femenino. Las cosas hoy han cambiado radicalmente: a la cocina ahora también entran los hombres, y las mujeres no se reúnen en ella: generalmente la cocina se vuelve un espacio solitario donde hay que hacer todo rápido y ordenadamente.

La mujer ha establecido otros límites, y en su propia casa, a pesar de todo, puede escoger un espacio para su trabajo personal: sea este costura o lectura o computadora. Pero siento que aún le falta mucho por recorrer, pues a pesar de todas las liberaciones (sexuales, sociales, simbólicas) la mujer aún pospone su propio deseo por el deseo de los demás. Y si una mujer quiere escribir a medianoche, lo pensará dos veces antes de hacer ruido y despertar al marido, al hijo, o al gato. Esa liberación muy personal tiene que comenzar ahora por el espacio más propio: adentro de una misma.”

En conclusión, no hay espacios que arrebatar, sino dominar el espacio propio que a una mujer se le ha otorgado; es decir, su cuerpo - y voluntad - que debería ser enteramente suyo, no del padre, ni de la madre, ni del hombre, ni del marido, ni de los hijos, ni del gato. Dominar el espacio interno-corporal-moral-simbólico-sexual es vital para formar parte del espacio externo. Ahí radica la base de su libertad para escribir dentro de un espacio que no debería pertenecer solamente al hombre, sino a todos y todas. Bienvenidas sean, entonces, las mujeres malvadas.

Tomado de http://ekovoces.com/
http://ekovocesnoticias.com/joomla/index.php?option=com_content&task=view&id=43&Itemid=28

miércoles, 16 de abril de 2008

PARTICIPANTES DEL SEMINARIO “MUJERES, ESCRITURA Y PODER” II

1. Bethsabe Huamán Andia
2. Yaned Fernandez
3. Josefa Nolte
4. Martha Condori Ccoicca
5. Maria Alexandra Castañeda Ruiz
6. Lita Vargas
7. Rita Carrillo Montenegro
8. Susana Araujo
9. Julia Vicuña
10. Nancy Palomino
11. Ybeth Arias
12.Mariela Jara
13. Rebeca Cornejo Lobo
14. Silvia Romero Borda
15. Verónica Ferrari Gálvez
16. Malu Silvermann
17. Kelly Cieza
18. Nidia Sanchez
19. Rosa Vilchez
20. Brenda Alvarez Alvarez
21. Clara Ruiz
22. Carmen Pizarro Vásquez
23. Kelly Alexandra Hernandez Cama
24. Rocío Maldonado Alarcon
25.Maggie Pimentel
26. Rosa Málaga
27. Violeta Barrientos
28. Arón Núnez Curto Sifuentes
29. Raquel Pérez Andrade

lunes, 31 de marzo de 2008

Últimos días para inscripción a Seminario

SEMINARIO - TALLER
MUJERES, ESCRITURA Y PODER Versiones y di-versiones del yo


Inscripciones: hasta el 14 de abril
Inicio: 22 de abril

EN CONMEMORACIÓN DE LOS CIEN AÑOS DEL NACIMIENTO DE SIMONE DE BEAUVOIR

El segundo seminario taller, organizado por el Programa de Estudios de Género de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, propone reflexionar sobre la importancia de la escritura para la autonomía de las mujeres. Se analizarán diversos textos sobre las dificultades, censuras y motivaciones en el proceso de la escritura y se motivará a redactar un texto producto de las discusiones en el seminario.
FECHA: Todos los martes del 22 de abril al 24 de junio de 2008

LUGAR: Instituto Raúl Porras Barrenechea de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Calle Colina 398 -Miraflores.

INSCRIPCIONES: Solicitar ficha a escrituraypoder@gmail.com hasta el 11 de abril

PAGO ÚNICO: Cien nuevos soles
Coordina: Mariella Sala – Proyecto Voces de las Mujeres del Programa de Estudios de Género de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos